17/09/2013

La Impulsividad


"En la vida hay muchas formas de posicionarse. Hay personas que van con el corazón abierto y su verdad por delante.
Otras prefieren dejar una rendija por donde mirar y aún así asomarse con una coraza... Incluso muchas otras, no abren nunca ni puertas ni ventanas por si el aire que llega les descubre sus miserias.
No dudo que hay momentos en los que uno puede estar confuso y actuar mal. Puede incluso, que debido a una situación inesperada, sorpresiva, enredada o equívoca nos comportemos como nunca hubiésemos creído de nosotros mismos.
Los impulsos incontrolados nos llevan a responder indebidamente muchas veces. Es necesario pensarlo una vez, dos, tres... Diez mil antes de contestar, antes de actuar... Y sin embargo, el ego salta como siempre con sus plumas avasalladoras tratando de quedar por encima de las situaciones y brillar más que nadie.
Sería una ayuda inconmensurable tener un semáforo en el cerebro y poder ver la luz ámbar cuando estemos a punto de cometer un error, incluso antes de pronunciar una palabra o de responder con un acto, frenarnos en seco ante el poderoso rojo de prohibición. 
Otras veces sin embargo, creo que tenemos que equivocarnos una y otra vez... Con la esperanza de aprender algún día.
Nunca será tarde porque si logramos que ese aprendizaje nos salve de una nueva caída habremos logrado hacer de la teoría una práctica de resultados inestimables.
Muchas veces he querido cambiar mi impulsividad por el relajado y sereno ánimo de dejar pasar el minuto donde la rabia aparece. 
Muchas veces me he dicho a mi misma que puedo conseguirlo.
Muchas son también las que me doy cuenta que aún me van a sobrar ocasiones en las que poder seguir pidiéndolo.
Seguramente debe ser así porque la historia siempre se escribe con las viejas caídas que ya se han cometido.
Sin embargo, avanza y eso me deja la esperanza de que también yo algún día tendré una historia propia en la que al final haya sido capaz de aprender."

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